Promesas, promesas...

Cuando estamos bajo presión o muy nerviosos decimos unas estupideces tremendas...o prometemos cosas que en nuestro sano juicio, ni pensaríamos.
Pues les contaré que como todo aficionado a los deportes, yo me pongo muy nerviosa y estresada en cada partido que juegan mis favoritos, ya sea de béisbol o fútbol. Y empiezo a prometerme a mi misma cosas para mi horribles: "si la vuelas, voy a misa", "me levanto temprano", "me pongo a dieta", "no toco la compu", etc. No sé porque lo hago, es más fuerte que yo.
Una de mis "promesas" la hice en el primer partido de México, contra Irán...después del empate y con los nervios ya casi a estallar, entonces salen de mi boca estas sonoras palabras: "si ganan...saludo de beso a Diana (la novia de mi hermano) por una semana".
Y supongo que ustedes se preguntarán ¿que tiene eso de trágico?...pues solo les diré que no es que ella sea fea, para nada.....sólo digamos que si ella y yo fuimos creadas, nuestros creadores eran enemigos y fuimos echas para odiarnos. En pocas palabras: No la soporto!!!!...y sí, sé que no es su culpa ser insoportable, pero tampoco es mi culpa ser tan mala actriz y no poder fingir simpatía.
Bueno, el caso es que ganamos, y después del festejo, viene a mi memoria mi estupidez, y ni como retractarme...si lo dije con ganas de que todos oyeran; y ahí tienen a mis hermanas (que no les gusta fastidiarme): "si no cumples ya no vamos a ganar"....argghhhh... yo no soy supersticiosa, pero cumplo mis promesas.
Así que ahí me tienen, durante una semana, deseando que no se apareciera....pero lo hacía, y con un gran dolor en el orgullo, pero cumplí mi promesa. Al principio ella no entendía nada, pero cuando lo hizo fue peor...podía ver su cara de satisfacción.
Cada vez que la saludaba afectuosamente, sólo podía escuchar en mi cabeza la canción de este comercial que pasan en Fox...y que irónicamente es de Argentina, nuestro más probable rival en caso de que pasemos a octavos. (los argentinos son buenos para hacer comeriales de fut, jeje)

...aunque lo mío no fue tan terrible como los de ellos, me hirió el orgullo, jeje.